Apenas 15 minutos. Eso es lo que tardó Kylian Mbappé en marcar su primer gol en el partido ante el Stade de Reims, posiblemente el último con la camiseta del PSG. El delantero cabeceó con precisión un centro de Di María y lo celebró con mucha rabia abrazándose a todos sus compañeros, que hicieron piña en torno a él.
Mbappé, que está soportando sobre sus espaldas una enorme presión en el último año, que se ha multiplicado por mil en la última semana, dio una nueva demostración de personalidad y profesionalidad al asumir la titularidad envenenada que le otorgó Pochettino en el partido ante el Reims, quién sabe si el último que Kylian jugará con el PSG.
El delantero salió con las mismas ganas del día de su debut y no tardó ni cinco minutos en cocinarse su primera ocasión de gol, que salvó bajo palos el portero del Reims. A la segunda no perdonó. Corría el minuto 15 y Di María la puso desde la banda derecha, Mbappé se adelantó al central y cabeceó a la red.
Se ha ganado a sus compañeros
La celebración de Mbappé fue casi un grito de libertad, de ira, de rabia, de reivindicación y hasta de impotencia, de despedirse por la puerta grande de un PSG que no se está portando ni mucho menos bien con un futbolista que se ha dejado la piel en el campo por su equipo.
A Mbappé le rodearon rápido todos sus compañeros para abrazarle y crear en torno a él una piña casi de protección, como si fueran sus guardaespaldas. Kylian se ha ganado estos años el respeto de todo el vestuario, a quienes comunicó ya el pasado jueves su intención de irse al Real Madrid, un deseo que puede cumplirse este mismo lunes si el PSG acepta la oferta del Real Madrid de 170 millones fijos más otros 10 en variables.